miércoles, 22 de mayo de 2013

¡Socorro, mis alumnos no acaban los cursos elearning!


El número de alumnos que participan en cursos e-learning en las empresas no ha dejado de crecer en los últimos años debido a las ventajas que ofrece esta modalidad formativa, especialmente en lo relativo al ahorro de costes y la posibilidad de alcanzar rápidamente a todos los usuarios de la organización, independientemente de su ubicación geográfica.

Sin embargo, la irrupción de esta modalidad formativa también ha supuesto un cierto quebradero de cabeza para los responsables de formación de muchas organizaciones, que observan cómo frecuentemente el grado  de abandono de los alumnos es muy elevado.



Desde un cierto punto de vista, el aula tenía y tiene la ventaja de que proporciona un cierto grado de coacción sobre los alumnos, de modo que una vez que asisten al curso, voluntaria u obligatoriamente, generalmente tienden a completar el mismo.

Eso evita a los responsables de formación tener que embarcarse en el farragoso proceso de persecución tutorial semi-policíaca a las que muchas veces recurren las organizaciones para asegurarse de que los alumnos inscritos en un curso elearning finalizan el mismo.

Aunque en realidad, esto es solo una verdad a medias, ya que los alumnos de una clase presencial pueden estar desconectándose mentalmente de la misma con frecuencia, con el resultado de que el aprovechamiento formativo puede ser mínimo o nulo.

Al contrario de lo que sucede en los programas elearning, donde los informes de seguimiento del curso que proporcionan las plataformas de tele-formación reflejan de un modo bien visible y patente cuál ha sido la actividad de cada alumno, la desconexión mental de los alumnos en el aula es prácticamente invisible e indetectable para los demás.  

Pero eso no hace que deje de existir. En realidad, cualquiera que sea la modalidad formativa empleada, necesitamos captar la atención y el interés de los alumnos, o de otro modo la acción formativa impartida habrá sido básicamente inútil. 

El interés en el aprendizaje o en una determinada actividad de aprendizaje es un factor motivacional que conduce a un esfuerzo sostenido, mayor probabilidad de superar las dificultades, y a un aprendizaje más profundo.

Si un alumno siente interés cuando llega a la experiencia de aprendizaje, es probable que continúe hasta completar el curso. De acuerdo con las investigaciones de Stipek (1996) y otros, el aprendizaje es mayor cuando las personas se mueven por factores de interés relacionados con sus propios objetivos personales, en lugar de por factores externos.

Esto implica que conviene diseñar el material de e-learning teniendo en cuenta las metas personales y no solo los objetivos organizacionales. De aquí podemos deducir también que elementos como la acreditación, la certificación o en general todo aquello que el participante perciba como potenciador de su propia carrera profesional, son elementos motivadores relevantes.

También significa que conviene que estos materiales tengan un buen diseño, un tono que no resulte demasiado formal o que suene condescendiente, gráficos pertinentes, interacciones significativas y un flujo regular de retroalimentación que aliente los esfuerzos de los participantes.

Igualmente hay que ser muy cuidadosos con la selección de los contenidos que se ofrecerán a los usuarios. Los contenidos poco interesantes actuarán como un factor de desincentivación del aprendizaje y provocarán un alto índice de abandono.

Los contenidos de los cursos deben ser motivadores, prácticos, estar adecuadamente contextualizados y contar con elementos que reten y capten el interés de los usuarios. Deben huir de la monotonía, alcanzar un nivel de complejidad adecuado, y ser capaces de despertar la curiosidad natural de los participantes.

También hay que tener en cuenta los tiempos en que se realiza el aprendizaje, de acuerdo a las  necesidades de aplicar lo que se aprende. Los adultos generalmente esperan poder aplicar los nuevos conocimientos y habilidades adquiridos de forma inmediata. Por eso, es importante acercar lo máximo posible el tiempo de la formación al tiempo en que van a requerirse los conocimientos y competencias adquiridos a través de la misma (concepto de formación “just in time”).

En definitiva, más que la persecución de los alumnos a base de mensajes reiterados y a veces semi-amenazadores demandándoles que terminen el curso, lo que realmente nos debe preocupar es la forma de despertar su interés y motivación para que sean ellos mismos los más interesados y deseosos en completar el curso.

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