lunes, 8 de julio de 2013

El secreto de la genialidad

Una tarde de 1665, el británico Isaac Newton estaba descansando bajo un árbol cuando de pronto vio caer de él una manzana.
¿Por qué esa manzana siempre desciende perpendicularmente hasta el suelo?, se preguntó a sí mismo.
La caída de la manzana hizo que la noción de la gravedad asaltase la mente del joven Newton.
A partir de este chispazo comenzó a desarrollar la Teoría de la Gravedad, que acabaría convirtiéndolo en uno de los científicos más importantes de la Historia.
Pero la mente de Newton tenía que estar preparada para este chispazo.
La creatividad no surge de la nada.
Va precedida, como sucedía en este caso, de un intenso proceso de aprendizaje y de pensamiento en búsqueda de una solución.
En primer lugar debemos ser capaces de identificar el problema y acumular toda la información acerca del mismo.
La cantidad y la calidad de la información recopilada, condicionará nuestra capacidad creativa.
Importa no sólo la información que reunamos en este momento sino el conocimiento y las experiencias almacenadas en nuestro cerebro durante toda nuestra vida.
Pero no basta con haber memorizado una gran cantidad de material.
Es necesario desarrollar la habilidad de poner el repositorio de recuerdos a largo plazo al servicio de la memoria a corto plazo.
Esta habilidad creativa requiere, casi siempre, dejar obrar al cerebro inconsciente.
Nuestra consciencia sólo abarca una zona muy pequeña de nuestra capacidad cerebral total.
Nuestra memoria operativa, aquella que utilizamos cuando intentamos hacer cálculos o razonamientos conscientes, sólo puede manejar un número de elementos simultáneos muy pequeños, entre 5 y 10 como máximo.
La mayoría de los problemas son demasiado complejos para poder ser abordados eficazmente mediante nuestra memoria operativa.
Los genios aprenden a utilizar sus cerebros a largo plazo para incrementar de forma extraordinaria su capacidad de computación a corto plazo.
Su genialidad es una mezcla de años de aprendizaje y miles de horas de práctica.
De almacenamiento inteligente de una vasta cantidad de información memorizada de forma que pueda ser recuperada rápidamente mediante una secuencia lógica.
Y de una capacidad especial para utilizar las zonas cerebrales de almacenamiento de recuerdos a largo plazo.
Por eso, incluso cuando su pensamiento no parece estar trabajando en la solución del problema, de manera inconsciente su cerebro sigue realizando conexiones y estableciendo relaciones relevantes.
De este modo pueden recuperar los diferentes componentes de un problema reconociendo los patrones existentes en su propio cerebro.
Reorganizan los datos e informaciones originales, creando nuevas asociaciones que llevan a un nuevo conocimiento consciente que hasta entonces no había sido evidente.
Entonces, de forma súbita, pueden tomar conciencia de la idea que mejor puede adecuarse a la solución del problema.
La claridad de la idea puede sorprenderles en cualquier circunstancia, incluso mientras están sentados descansando bajo un árbol.
Y entonces, de repente, todo lo que antes era muy difícil se vuelve muy sencillo.

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