lunes, 9 de septiembre de 2013

5 recomendaciones que te ayudarán a tomar buenas decisiones

Ninguna cualidad es tan importante para el éxito como la capacidad de tomar decisiones acertadas.
Y esto resulta especialmente relevante cuando es el líder quien debe tomar las decisiones que conducirán al grupo hacia una senda de éxito o de fracaso.
Estas son 5 sencillas recomendaciones que pueden ayudarte a tomar buenas decisiones.

1. Deja que tu intuición participe en tus decisiones
Las personas somos prácticamente incapaces de tomar ninguna decisión en nuestras vidas si no ponemos en juego nuestras emociones y nuestra intuición.
Los estudios neurológicos son categóricos a este respecto.
Incluso cuando creemos estar tomando decisiones puramente racionales, siempre intervienen las zonas cerebrales responsables de la información emocionalmente relevante.
Si lo pensamos un momento, veremos que ni siquiera es posible obtener certezas en nuestras decisiones en entornos tan controlados como un tablero de ajedrez, con unas reglas del juego claras y unas pocas piezas en acción.
Así que podemos imaginar la complejidad inherente a un problema de la vida real, donde las reglas son ambiguas, inciertas o desconocidas, los actores en juego tienen intereses opuestos, y los elementos concernidos son casi infinitos.
Prescribir decisiones exclusivamente racionales en un entorno complejo es simplemente inmanejable.
Así que deja actuar tu intuición.
Sólo de este modo tu cerebro será capaz de procesar toda la vasta información, el conocimiento y las experiencias almacenadas en tu memoria a lo largo de toda tu vida, para encontrar la solución más adecuada al problema al que te enfrentas.

2. No tomes tus decisiones cuando estés agotado o estresado
Nuestras capacidades cognitivas se ven mermadas en situaciones de falta de energía, como sucede cuando estamos enfermos, hemos dormido mal o nos encontramos cansados por cualquier otra razón.
En general, siempre que nuestro cerebro esté agotado, tenderemos a tomar peores decisiones.
Así que asegúrate de tomar tus decisiones cuando tu espíritu esté fresco, tu ánimo brioso y tu  energía se encuentre en un punto elevado.
Lo mismo sucede cuando nos encontramos sometidos a situaciones de estrés o de alta emotividad.
Numerosos experimentos han demostrado que las personas sometidas a emociones negativas tienden a estrechar el ámbito de sus pensamientos y conductas posibles y su capacidad de tomar decisiones acertadas.
Así que trata de generar un clima que promueva las emociones positivas, pues eso incrementará tu capacidad para resolver problemas de un modo más creativo y global, en vez de enfocarte en las soluciones ya conocidas o en los detalles superfluos.

3. Busca la simplicidad
Los manuales están llenos de modelos para la toma de decisiones.
La mayoría estos modelos no funcionan en la vida real simplemente porque son demasiado complejos.
Una premisa fundamental para que un sistema de toma de decisiones –o casi cualquier otro- funcione adecuadamente, es que sea relativamente simple.
Si un sistema es demasiado complicado, generalmente no funcionará.
Cuanto más complicado sea un modelo y mayor sea el número de sus parámetros, mayores serán las posibilidades de que algo vaya mal.
En cambio, cuantos menos parámetros tenga un modelo, tanto más fiable será y mayores serán las probabilidades de que funcione en el mundo real.
Así que busca la simplicidad.

4. Trata de estar en sintonía con el mercado y con tus propias fortalezas
Charles Darwin dijo que “No es la más fuerte de las especies la que sobrevive, tampoco la más inteligente, sino aquella que mejor se adapta”.
Lo mismo se aplica a la toma de decisiones.
El éxito de tus decisiones depende en buena medida de su capacidad de alinearse con las circunstancias del entorno y con tus propias fortalezas y las de tu organización.
No existen decisiones que sean válidas universalmente para cualquier mercado y para cualquier organización.
Así que trata de estar en sintonía con las demandas del mercado y busca alinearte con tus propias fortalezas.
Si tienes claras cuáles son tus propias fortalezas, las de tu equipo y las de tu organización, y si comprendes cuáles son las circunstancias del mercado, la toma de decisiones será el último y más sencillo de los pasos.

5. Cambia cuando las circunstancias cambien
Ninguna estrategia, ningún sistema, ningún modelo son eternos.
No se puede mantener la misma estrategia todo el tiempo.
Tus decisiones pueden haber sido acertadas en el pasado.
Pero si  las  circunstancias  cambian, tú también debes evolucionar.
Aquellos que permanecen inamovibles en sus ideas, tarde o temprano están condenados al fracaso.
Necesitas ser capaz de cambiar tus paradigmas mentales cuando tu entorno varía.
Más aún, a veces necesitarás realizar cambios anticipatorios, y no meramente reactivos, para modificar determinados modelos antes de que lo haga la competencia.
Sólo así evitarás que el éxito pasado se traduzca en complacencia presente que acabe conduciendo al fracaso futuro.

Y hasta aquí esta pequeña guía para la toma de buenas decisiones.
Ahora te toca a ti.

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