miércoles, 25 de septiembre de 2013

Si quieres asegurar la satisfacción y lealtad de los empleados…

A la mayoría de las personas quizás nos fastidie un poco, pero no nos quita el sueño, que Bill Gates tenga una fortuna superior a los 50.000 millones de dólares.
Sin embargo, puede llegar a mortificarnos saber que nuestro compañero de la mesa de al lado gana un euro más que nosotros por hacer exactamente las mismas funciones.
Y es que las personas tendemos a evaluar nuestro bienestar económico en función de la comparativa con las personas cercanas y no tanto en términos de retribución absoluta.
Así lo han avalado numerosos estudios que muestran que, como empleados, tendemos a comparar nuestros niveles de ingresos con aquellos otros empleados que están en nuestra misma categoría.
Y si la comparación salarial o jerárquica respecto a estos compañeros es desfavorable, probablemente nos sintamos menospreciados y desvalorizados por la empresa, no importa cuán elevado sea nuestro nivel absoluto de ganancias.
Los economistas denominan a este fenómeno “aversión a la inequidad”, y está considerado como una de las principales causas de insatisfacción con el propio puesto de trabajo.
Tiene su fundamento en un sentido de la justicia y la equidad que se sustenta en bases neurológicas con una raíz genética común a toda la humanidad.
Este fenómeno se produce desde el primer momento, e incluso antes de que el empleado empiece a trabajar en la organización.
Así, en un experimento se preguntó a un grupo de estudiantes cuál sería su nivel de satisfacción con un determinado nivel salarial en su primer trabajo después de graduarse.
Se comprobó que la respuesta que daban los estudiantes dependía básicamente de cómo les presentaban los niveles salariales propuestos.
Un salario de 25.000 euros podía ser considerado muy satisfactorio cuando aparecía en el segundo puesto en las tablas salariales presentadas.
Pero ese mismo salario se consideraba totalmente insatisfactorio si aparecía en una posición muy inferior de las tablas. 
Una vez que los empleados se integran en la organización, las investigaciones indican que el ranking jerárquico y nivel comparativo de los ingresos, tienen un 60% más de influencia sobre la satisfacción de los empleados con su nivel de ganancias, que el propio nivel absoluto de ganancias en sí mismo.
Incluso hay estudios que demuestran que la satisfacción de los empleados con su puesto de trabajo disminuye cuando se sube el sueldo de otros compañeros con los cuales se comparan.
Eso sucede incluso si su propio salario se mantiene igual o también sube, pero en menor medida que el de los otros compañeros.
En definitiva, las organizaciones y los líderes que quieran mantener el respeto, la confianza y la lealtad de los empleados, deberán esforzarse por aplicar la medida de la justicia de forma equitativa y sin arbitrariedades.
Las normas deben ser parejas para todos.
Pues como decía Dwight D. Eisenhower, “Paz y justicia son dos caras de la misma moneda”.

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